En este trabajo reflexionamos sobre un ejercicio pedagógico de carácter especulativo en el que registramos e invitamos a otras a registrar, por medio de nudos, situaciones de nuestra vida cotidiana relacionadas con formas de contención y de atrapamiento.
El seguimiento a este trabajo creativo y colaborativo permitió materializar tanto situaciones de vulnerabilidad y desasosiego (hechas nudos), como lo dificultoso que resultaba hacer el registro de esos malestares (a través de nudos).
Nos interesa presentar este ejercicio como práctica encarnada de diseño y subrayar cómo la puesta en escena de la vulnerabilidad y el desasosiego a través de prácticas materiales genera pausas contemplativas que tienen la potencia de hacer visible la fragilidad de la vida y por tanto anticipar la necesidad de reparar.
Argumentamos aquí que la reparación como práctica vinculada al diseño, es un hacer que amerita ser propiciado por la contemplación y la catarsis frente al daño y la fragilidad en contextos capitalistas.